La “Nueva normalidad”

La pandemia del Coronavirus, la destrucción creadora que necesita el modernismo capitalista. 

El 23 de Marzo del 2020 me di a la tarea de esquematizar mis ideas en una especie de mapa conceptual (Fig 1) para poder poner en orden mi cabeza y conjuntar en un mismo texto para la clase de Martha Tappan, Discursos Contemporáneos del Diseño de la Maestría en Estudios de Diseño de Centro, mis percepciones sobre La Condición de la Posmodernidad de David Harvey, la definición de Flâneur, y la muy reciente “Inmovilidad” a la que nos vimos sometidos a causa de la creciente pandemia global causada por el Coronavirus. 

Curioso giro había dado el tema transversal del segundo semestre de la maestría en Estudios de Diseño donde se buscaba tratar el tema de la movilidad, cuándo de un fin de semana a otro nos encontramos todos confinados en nuestras casas sin poder movernos de forma habitual. 

En ese mapa empezaba a trazar las relaciones que existen entre el modernismo universal, el sistema capitalista, nuestras formas de movilidad, la creciente urbanización, el cómo se han construido las ciudades y la expansión del virus; y las diferentes formas en como esta cuarentena nos estaba abriendo los ojos hacia las problemáticas del mundo moderno, como el calentamiento global, la pérdida de biodiversidad y las injusticias sociales y de clase. En este momento se empezaban a ver grafittis y otras muestras de repudio al gran causante de la pandemia, el capitalismo. Una manta con la leyenda: La romantización de la cuarentena es un privilegio de clase, al mismo tiempo que se publicaba un video de celebridades cantando Imagine de John Lennon en la comodidad de sus mansiones en Beverly Hills  (https://www.youtube.com/watch?v=omEDLKS5pbY ) nos mostraban la paradoja posmoderna en que la vivimos.

Fig. 1. Mapa Concpetual, elaboración propia. 23 de Marzo 2020

Imagen recuperada de: www.vice.com

Fue así que el 21 de abril, después de haber añadido a mi investigación a Enrique Dussel, Mike Davis, Marc Augé, Slavoj Zizek y más de David Harvey, realicé un segundo mapa (Fig 2). 

La pandemia avanzaba; había más casos confirmados en todo el mundo, más muertes, más ciudades en cuarentena, una verdadera crisis de salud y con ella la gran crisis económica. Las causas de estas crisis eran cada vez más evidentes, cómo se leía en una publicación de Instagram de @Marianamatija el 11 de Abril: Las injusticias no “aparecieron” con el Covid-19. Solo se hicieron más evidentes… ¿era injusto? Claro que si. La “normalidad” ya era una crisis. 

Comenzamos a cuestionar con más fuerza el mundo en el que vivimos, lo que nuestra especie ha causado con su paso en el planeta, y lo que nos hemos causado a nosotros mismos como sociedad. Al mismo tiempo se vislumbraban nuevos cambios, y algunas interrogantes se hacían más comunes: ¿Es posible vivir de otra forma? ¿Queremos realmente volver a la “normalidad”?


Fig. 2. Mapa Concpetual, elaboración propia. 23 de Marzo 2020.

Imagen recuperada de: https://www.instagram.com/eg_atelier/

Finalmente, la primera semana de Junio, cuando muchas ciudades comienzan a salir de la cuarentena, salimos también de esta especie de sueño y lamentablemente nos damos cuenta que tal vez solo fue esto, un sueño y que la injusta “normalidad” sigue existiendo. Basta ver lo ocurrido el 25 de Mayo en Minneapolis EUA, el asesinato de Gorge Floyd, ciudadano afroamericano, en “rodillas” de un policía, para perder cualquier esperanza. Pero las grandes revueltas y movilizaciones por clamor de justicia y cambios pueden ser un rayo de esperanza de que nos negamos a volver al sistema de antes. Y con este rayo de esperanza es que concluí el “mapa de mi cabeza” (Fig. 3), como lo llamó otro de mis grandes maestros, el Dr. Jorge Camacho. 

Las siguientes líneas son una especie de tour por este mapa, que retoma el título del texto escrito por Enrique Dussel para el periódico La Jornada, publicado el 4 de abril: “Cuando la Naturaleza Jaquea a la orgullosa Modernidad”. Y es que lo que trato de representar es exactamente esta idea de cómo la naturaleza regresa el ataque de este sistema insostenible del neoliberalismo capitalista y nos pone en un verdadero jaque para replantearnos muchas cosas. 

Así como el mapa, este escrito parecerá un poco confuso y acelerado, pero ¿no es así esta era en la que vivimos?

Fig. 3. “Mapa de mi cabeza”, elaboración propia. Junio 2020.

Empecemos pues con el Antropoceno; es así como muchos científicos han llamado la nueva era del planeta donde casi la totalidad de la superficie de la tierra y todos sus organismos están dominados por una sola especie; el hombre, así es, no el humano, hombre y mujer incluidos, si no el hombre como la cabeza de la pirámide, que transforma y controla todo para su beneficio, con la idea de que la naturaleza es una “cosa” que debe ser explotada y dominada. 

La última edad del Antropoceno es La Modernidad, que para muchos comienza con la Colonización. Esta primera “movilidad” de un continente a otro, en búsqueda de más poder y mayor dominación, trajo también las primeras epidemias y muertes de poblaciones enteras.

Con la colonización, el mundo se volvió eurocentrista, vino la Ilustración con su “sabiduría blanca de élite” que en el S.XVIII nos conduce al modernismo universal, la versión capitalista del proyecto de desarrollo de la ilustración. (Harvey D. 2008).

El sistema capitalista proclama un crecimiento exponencial eterno, una acumulación de capital infinito, ycon una mentalidad individualista., y que  En el S.XX con la Posmodernidad, y los gobiernos Neoliberalistas potenciaron a niveles de un consumismo exacerbado que requiere de una destrucción total de nuestro planeta. Ya lo decía bien nuestra joven amiga Greta Thunberg frente a la ONU el año pasado: “La gente está sufriendo. La gente se está muriendo. Ecosistemas enteros están colapsando. Estamos en el comienzo de una extinción masiva. Y de lo único que pueden hablar es de dinero y cuentos de hadas de crecimiento económico eterno. ¿Cómo se atreven?. Efectivamente, ¿Cómo se atreven?” Para poder sostener este sistema de crecimiento infinito y acumulación de capital para solo unos pocos es necesario cada vez más consumo, este consumo se mantiene gracias a la publicidad y el deseo posmoderno de la individualidad a través de las modas.

Para que la gente siga consumiendo se deben mantener precios competitivos cada vez más bajos, esto se logra solo gracias a la Globalización: La explotación de recursos naturales finitos y de humanos en una parte del planeta, para poder vender a precios exageradamente bajos en otra, y que incrementa la destrucción del planeta. Los gases de efecto Invernadero como el dióxido de carbono y el metano que se emiten en la extracción, producción, consumo y desecho de los bienes que consumimos a diario, elevan la temperatura del planeta, se pierden cada vez más ecosistemas, llegamos a un punto donde la crisis climática es casi irreversible. 

Con los nuevos estilos de vida comienzan a extenderse las ciudades, cada vez más gente emigra a los centros urbanos en busca de mejores oportunidades, huyendo de la pérdida de su hogar, de la guerra o de la violencia. Esto trae consigo otras grandes problemáticas: Se consumen más recursos, se deben construir más viviendas, se necesitan más sistemas de transporte y hay más personas viviendo hacinadas.


Imagen recuperada de: https://www.vice.com/es_latam/article/xd99dw/pablo-lopez-luz

Las grandes ciudades y la masiva extracción de recursos invaden territorios naturales, vivimos cada vez  más cerca de zonas naturales. Como mencionaba el Dr. José Sarukhán en un Webinar el 6 de mayo: “Nuestra actividad desestabiliza los ecosistemas, se pierden hábitats y fauna, los depredadores empiezan a desaparecer y hay un incremento de mamíferos como los roedores.” 

Nuestros hábitos alimenticios provocan una producción masiva de carne animal que provoca deforestación y aumenta también las emisiones gases de efecto invernadero. Esta producción masiva de carne requiere de una gran cantidad de antibióticos para su manutención, lo que nos hace cada vez más resistentes a los mismos, junto con la venta masiva de estos gracias a el monopolio de las farmacéuticas.

ConCon toda esta sobreexplotación, sobre consumo e invasión de los hábitats naturales ¿qué pasa? Hay mayor contacto cercano entre humanos y animales como cerdos, murciélagos y pájaros, que permite que los patógenos salten entre especies y entonces s surgen nuevas enfermedades zoonóticas como la del COVID-19. 

Las ciudades cada vez más internacionales y la movilidad cada vez más rápida hacen que el virus se propague de una forma muy veloz antes de que pueda ser detectado, y PUM! Comienza la gran pandemiaPANDEMIA del S.XXI, para la que no estábamos preparados.; por qué los gobiernos neoliberales no invierten en salud, ni ciencia?, por que  Porque no son una ganancia inmediata;, al contrario, recortan presupuestos que destinan a más combustibles fósiles o armas. No se toman las precauciones para detectar de manera temprana lo que nuestro estilo de vida está provocando y comienza una verdadera crisis de salud mundial. Con esta crisis se vienen otras, como la famosa “infodemia” que trae consigo el miedo, y la desinformación.

Hasta que finalmente para aplanar la curva de contagios entramos en Cuarentena, todos debemos quedarnos en su casa, inmóviles, el mundo entra en pausa. Se reducen los viajes, y la contaminación, y el consumo. Dejamos de ir a los centros comerciales, los NO-Lugares por excelencia de Marc Augé, y regresamos a los Lugares con significado e identidad, nuestras casas. Empezamos a vivir de otra forma, a comunicarnos de otra forma, a valorar otras cosas. 

Claro que también viene la crisis económica. Las compañías piden el apoyo del estado; , en algunos países se habla de nacionalizar algunas empresas y finalmente empezamos a traer a la conversación temas como la Renta Básica Universal y la Atención Médica Universal. Las fallas del neoliberalismo se ven penosamente expuestas. 

Pero también se empiezan a crear redes de apoyo comunitarias., cConsumimos a comercios y productores locales, y convivimos más con nuestras familias, parejas, y vecinos. Nos damos cuenta que las cosas pueden ser diferentes y nos empezamos a preguntar si debemos volver a la “normalidad”. La pandemia nos da la oportunidad de imaginar con más fuerza un futuro preferible, en vez de uno probable (donde nos terminamos auto-destruyendo). 

Es momento de una “nueva normalidad” de pasar a una nueva era, la de la Transmodernidad, del Anticapitalismo, y/o del Post-Antropoceno, donde se valore y reconozca la salud, la educación, el campo y a las personas que trabajan en estas áreas; donde se valore la vida misma, citando nuevamente a Enrique Dussel: “debemos ante todo afirmar la Vida por sobre el capital, por sobre el colonialismo, por sobre el patriarcalismo y por sobre muchas otras limitaciones que destruyen las condiciones universales de la reproducción de esa vida en la Tierra.”

Debemos replantear nuestra alimentación y cómo producimos nuestros alimentos, para que se cultiven de una forma sustentable y, regenerativa, y conservando una forma que conserva la biodiversidad.

Esta “nueva normalidad” post- pandemia nos obligará a movernos y viajar de manera básica, necesaria, sustentable y satisfactoria; comenzamos ya a ver las ciclovías emergentes en varias ciudades como la de avenida Insurgentes de la Ciudad de México. 

Pero lo más importante la “nueva normalidad “ nos brinda la oportunidad de vivir estilos de vida más satisfactorios e interesantes, con respeto en la tierra, como parte y contribuidores de un todo y no como los dueños de ella.



Imagen elaboración propia. Junio 2020.

Imagen recuperada de : 10.12688/emeraldopenres.12960.1

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